Hace mucho que existe un tipo de arte cuyo objetivo no es crear una representación fiel de la realidad. Hay un tipo de intuiciones que pueden sentir los artistas que no corresponden con los objetos sólidos en el campo tridimensional, sino con un concepto diferente del espacio, que se vuelve súbitamente tangible, moldeable, saboreable. Son las relaciones entre los elementos de un paisaje lo que consiguen este nuevo ámbito, no los elementos por sí solos.
Esta nueva forma de percepción podría casi referirse a la cuarta dimensión, pues tratar de explicarla es comparable a tratar de explicar a un ser bidimensional que vive en una hoja de papel que una tercera dimensión existe.
En cuanto a la calidad del arte que trata de traer a nuestro mundo las cosas que ha intuido en aquel, es muy dicil de determinar, pues la subjetividad de tales experiencias es infranqueable por la mirada escolástica. Es arte si hace pensar. ¿A quién? A quien sea. Quizás a nadie más que al propio artista. No importa. Mientras la obra haya sido generada con una determinación podrá hacer las veces de puente entre lo más profundo de la mente del artista y el mundo exterior.
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